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O cómo las técnicas tradicionales de marketing pueden aplicarse a los nuevos medios.

AIDA lo diseñó, nada menos que en 1869, el publicista estadounidense Elmo Lewis, o mejor dicho, diseñó el método AID ("ayuda", en inglés), al que más recientemente se añadió la última letra.

En qué consiste

Tenemos un producto que queremos poner a la venta y por supuesto queremos ponerlo al alcance del consumidor con las mayores garantías de éxito. En nuestro caso es una página web (o productos de una página web), pero el concepto es exportable y perfectamente válido, aunque en el siglo XIX no pudieran ni llegarse a imaginar algo como Internet. Curiosamente, en español el acrónimo funciona igual de bien -aunque el resultado es un nombre de mujer y no AYUDA-, ya que las iniciales coinciden con las de las palabras inglesas (Attention, Interest, Desire y Action).

Existen infinidad de técnicas que la promoción, la publicidad y el "merchandising" ponen a nuestra disposición, pero ¿cómo utilizarlas adecuadamente?

Sentarse enfrente de un papel en blanco para preparar nuestra estrategia de marketing desde cero puede convertirse en un ejercicio verdaderamente complicado y hasta frustrante. Copiar es una opción, pero no la nuestra, si aspiramos a la excelencia en nuestro trabajo. Hagámonos entonces las siguientes preguntas:

Fácil ¿no? Además, este sistema puede revelarnos datos que siempre hemos tenido delante de nuestras narices pero que no hemos sido capaces de detectar y, consecuentemente, explotar de forma adecuada. Son conceptos que están interrelacionados, aunque tienen sus matices como veremos más adelante. En todo caso, es un ejercicio bastante recomendable y que puede ser un complemento estupendo para el habitual análisis DAFO (Debilidades, Amenazas, Fortalezas y Oportunidades), SWOT por sus siglas en el original inglés.

Atención

El problema de la percepción es que cada persona tiene la suya, dependiendo de sus valores, nivel cultural, rango de edad, población, estatus social, etc. Segmentemos y centrémonos pues en nuestro público objetivo. Además, cuando nuestro sitio web lleva ya cierto tiempo publicado, dejamos de mirarlo con curiosidad y nos acostumbramos a sus puntos débiles. Nuestra percepción también cambia, se acomoda con el tiempo.

Hay personas que siguen la máxima de "lo importante es que hablen de ti aunque sea mal" para llamar la atención. El fotógrafo Oliviero Toscani se sumó a esta corriente y desde luego, captó un montón de atención por parte del público y de la prensa para sus campañas de Benetton, aunque mirándolo desde la privilegiada atalaya que es el tiempo y después de ver la pérdida de franquiciados, ventas y público, no parece que esa fuera la mejor estrategia posible. Llamar la atención es fácil, pero lo que supone un desafío es hacerlo conforme a la filosofía y valores corporativos y respetando el posicionamiento de marketing de la empresa. Haz estudios de mercado y pregúntale a tu público. En Internet es fácil. Ellos te pueden dar la clave. Háblales: Cuando algo tiene relación con nosotros, estamos más dispuestos a prestar atención.

Recuerda también esto: Lo nuevo llama la atención.

Interés

Se supone que si has llegado hasta aquí es porque has detectado un posible interés por parte de tu público potencial a la hora de diseñar tu web, producto o servicio, aunque no siempre va a ser así (piensa, por ejemplo, en una campaña institucional de concienciación pública).

Si no tienes un posicionamiento de marketing (este es un concepto tradicional, no confundir con el posicionamiento en buscadores), te recomiendo que diseñes uno lo antes posible. Este es un aspecto de gran importancia y que guiará todas tus comunicaciones externas de ahora en adelante. Procura que sea un concepto único y que te destaque de la competencia. Un buen posicionamiento tiene que suscitar el interés de tu público.

Consejo: Plantea siempre tu comunicación con el comprador potencial en términos de beneficio para éste.

Deseo

Pon a trabajar a tu lado creativo. Para seducir a tu público y mostrarte irresistible, vas a necesitar sacar a todos los conejos de tu chistera. Dedica mucho tiempo a pensar en ello (a veces las mejores ideas te llegan de repente en el sitio más inesperado) e inspírate en las grandes campañas publicitarias, de marketing directo y de marketing viral. Pero claro, si no ofreces algo bueno, te va a costar dar con la tecla adecuada.

Intenta esto: ofrece tu producto como una representación implícita de la felicidad.

Acción

Podrías sentirte tentado de pensar que ya está todo hecho y que tras llamar la atención, crear el adecuado interés y promover el deseo ya está todo hecho, pero el consumidor necesita casi siempre un pequeño empujoncito más. Vamos a ponérselo fácil. Pongámonos en contacto con él.

En una página web, en un microsite (minisitio web) o en una newsletter (boletín de noticias) disponemos de un buen arsenal de acciones para rematar la faena. No te olvides nunca de insertar un enlace o un botón que lleve a la compra, a la donación, a la contratación, a la suscripción o a cualquiera que sea el objetivo final que persigas, y de insertarlo en un lugar prominente. Es sorprendente la cantidad de gente que olvida este importante paso.

Fideliza:Encontrar un cliente nuevo es la parte más difícil. Una vez que has conseguido uno, trata de retenerle para que repita.

Para terminar, un consejo: nada de esto funcionará si no respondemos a esas preguntas con total honestidad.

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