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Un repaso despiadado, corrosivo y punzante al decadente submundo de las prácticas de desarrollo más cutres.

Si este artículo fuera una peli, con toda seguridad sería de bajo presupuesto. Ya sabéis, una de esas en las que los personajes se ven a veces desenfocados, aparece un micrófono por la parte superior de la pantalla o un centurión de los ejércitos del César luce un reloj en la muñeca. Pues bien, en Internet también padecemos cutreces y se cuentan por millones. Uno se pregunta cómo puede llegar alguien a perpetrar reiteradamente semejantes atrocidades, si descartamos la bebida como la razón más plausible. Claro, que cuesta también entender cómo es posible que Justin Bieber haya tenido cinco números uno ¡por ninguno de los Ramones!

La galería de los horrores que sigue no pretende ser un compendio exhaustivo de malas prácticas con las que uno puede toparse en la Red. De hecho, todo es relativo e incluso hay gente a la que le gusta el algodón de azúcar, la “literatura” de Ana Rosa Quintana o el reggaetón. En lo que al desarrollo web se refiere, yo tengo mis fobias particulares, verbigracia:


Mezclar contenidos

Recuerdo que en los albores de la WWW, cuando era un imberbe becario que trabajaba como diseñador gráfico en una pequeña agencia, teníamos un cliente, alto ejecutivo de una multinacional española, que nos mostraba con orgullo una página que se había currado él solito y que versaba sobre mitología griega y fotos de su familia (¿?), todo ello aderezado e intercalado con imágenes de suntuosas modelos en pelota picada, tomadas directamente de la página de Playboy. Sad but true.


Ejecutar sonidos por defecto

Si alguna vez has sufrido sudores fríos por culpa de un sonido abrupto e inesperado al abrir una página, maldiciendo mientras buscas apresuradamente el botón de apagar, con tu jefe merodeando en las inmediaciones, sabrás a lo que me refiero.


Intros en la Homepage

Lo confieso: yo he sido uno de esos incautos que en su día fueron abducidos por los cantos de sirena de una absurda animación de Flash en la portada de la web, con un botoncito que invitaba a entrar, pero por favor no se lo digas a nadie.


Texto en Comic Sans

Odio esta tipografía. La pobre no tiene nada de malo en sí, pero parece haber sido adoptada por consenso universal por una pléyade de pseudo-diseñadores de andar por casa para cometer todo tipo de tropelías estéticas. Es una plaga y como tal, hay que erradicarla cueste lo que cueste.


Página “en construcción”

Pero por el amor de dios, si una sección no está acabada, ¿para qué nos la enseñan?


El increíble diseño mutante

Páginas que muestran el menú en la parte superior, pero al pulsar en un enlace aparece de repente a la izquierda con el fondo de otro color y la letra más pequeña.

Mención especial me merecen las webs de las administraciones públicas, que parecen diseñadas por psicópatas resentidos y además, seguro que nos han costado un ojo de la cara a los contribuyentes. ¡Sácame de este laberinto!


Empezar el texto con “Bienvenido a la web de…”

¡Noooooo!, otra vez no, por favor. Si quieres ser original, elude esa casposa, recurrente y ubicua introducción. Gracias.


Publicidad engañosa

¿De verdad interesa contratar una agencia de medios que inserta banners que simulan ser parte del contenido real de la página para redirigir al público a webs de pérfidos hackers rusos, por cuatro miserables perras?


Trampas SEO

Cuando se redacta el contenido para un sitio web, hay que olvidarse de los robots y centrarse en las personas. Abarrotar las páginas de palabras clave sin ton ni son, sólo conseguirá alienar a la audiencia o que piensen de uno que tiene cierta propensión a los estimulantes.


Enlaces rotos

Bueno, esto pasa hasta en las mejores familias. Las leyes de la física que operan cuando desaparece un par del calcetín de la faz de la tierra sin dejar rastro, se manifiestan también en Internet para borrarte un archivo HTML del servidor, así por las buenas. La solución consiste en hacer revisiones regulares, aunque si la web es extensa, existe software que puede ayudar en el empeño.


Fotos estiradas

Tengo una imagen buenísima pero no me encaja en la maquetación. ¿Solución? Abro el Photoshop y le cambio unos píxeles el ancho, manteniendo la altura invariable y a tirar millas. ¡Viva el “Irresponsible web design”!


GIFs animados

Estas peliculillas condensadas en unos pocos fotogramas y 256 colores están viviendo, contra todo pronóstico, una segunda juventud. Por desgracia, son el arma preferida de los horteras más recalcitrantes, que nos inundan las páginas con sus múltiples animaciones, haciendo de tu navegador un simulacro de festival frenopático.


Texto zumbón

Con este mismo ánimo salsero y efervescente, los amigos de los efectos más kitsch amenizan la Red con textos parpadeantes (blink), en desplazamiento horizontal (marquee), en negativo (texto blanco sobre fondo oscuro), con faltas de ortografía a tutiplén o usando colores de la decrépita paleta “Web Safe”, que pueden llegar a provocar daños permanentes en la retina.


Pop-ups

Hubo un tiempo en que al abrir una web poco honesta, sobre todo de descargas o de contenido erótico-festivo (yo no lo he visto nunca pero me lo ha contado un amigo), desencadenaba un bombardeo de ventanas emergiendo cual palomitas de maíz que ponían a prueba tus reflejos con el ratón. Hoy en día, aunque están censuradas por defecto en tu navegador, algunos programadores parecen haber encontrado modos de saltarse este bloqueo.


Contenido robado

Si eres un buen desarrollador, redactor, fotógrafo o diseñador, es muy posible que hayas sido víctima del fusilamiento despiadado de tus creaciones, sin siquiera una mísera reseña.


Bordes de tablas en HTML

El figura que implementó las primeras tablas HTML se debió quedar tan a gusto y seguramente no acertó a adivinar los estragos que causarían en toda una generación de webmasters del universo. Hoy en día aún se siguen viendo esos feos bordes grises en muchas páginas, más por desidia que por desconocimiento, creo yo. Afortunadamente, las CSS llegaron al rescate, loadas sean hermanos. Amén.

Juan José Palacios Valdecantos

Consultor de Marketing independiente

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