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Los usos criminales de los virus y troyanos están en franco aumento, teniendo como principales víctimas a los bancos, tarjetas de crédito y otras entidades financieras.

Atrás quedaron ya los tiempos en que los virus informáticos eran desarrollados por hábiles programadores que no buscaban ningún rédito, sino superarse a si mismos y a los otros ‘habitantes’ del mundillo de los creadores de virus informáticos. Estos ni siquiera incluían rutinas dañinas en sus virus, ni los distribuían abiertamente, dado que su interés no radicaba en la propagación del virus, sino en la creación del mismo, considerándola como una especie de ‘vida digital’.

Con el crecimiento de Internet, muchas personas sin escrúpulos comenzaron a aprovechar los conocimientos obtenidos de aquellos primeros programadores de virus, y utilizarlos con el mero fin de causar daño. Hoy por hoy, estos copy-pasters son llamados script-kiddies, y aunque sus creaciones y/o copias causan numerosos problemas, no tienen un fin criminal en si mismas.

Pero, como en casi toda actividad humana, en el desarrollo de virus informáticos, y del malware en general, no faltan aquellos que quieran aprovechar la situación para su propio beneficio. Así como se dice que la pólvora fue inventada por los Chinos, en el siglo IX, sólo para usarse en cohetes y fuegos artificiales, sin fines bélicos, y luego se utilizó para las primeras armas de fuego, algo similar viene sucediendo desde hace un tiempo con los virus informáticos.

El malware, diminutivo de malicious software (software malicioso), es la evolución de los primeros virus de computadoras cuyo fin no era dañino y menos criminal. En la actualidad, y desde hace un tiempo atrás, el malware ya se está utilizando no sólo para causar daño adrede, sino para fines algo más ‘inteligentes’.

En Internet, se puede ver un gran aumento de troyanos cuyo fin es meramente criminal, y cuyos autores buscan obtener un rédito económico gracias a sus creaciones. Las acciones que estos troyanos intentan realizar son, entre otras, las siguientes:

Con esta información, los criminales (ya que no pueden ser llamados de otra forma), buscan desarrollar estafas de suplantación de identidad, transferir sumas de dinero desde las cuentas de las víctimas a las propias, utilizar los números de tarjetas de crédito robados para realizar compras en línea, etc.

No solo los usuarios de bancos y tarjetas de crédito pueden ser víctimas de estos troyanos, sino también aquellos que utilicen cualquier servicio de Internet relacionado con pagos en línea.

Por ejemplo, si el creador de uno de esos troyanos logra obtener la información de un usuario del servicio Paypal, puede llegar a tener acceso a los fondos que la víctima tenga en su cuenta, y transferirlos a la propia o utilizarlos para compras en línea.

Estos troyanos existen desde hace varios años pero en los últimos tiempos se viene registrando un fuerte incremento de este tipo de creaciones, demostrando que el crimen organizado está aprovechando cada vez más las facilidades que brinda Internet para sus propios fines.

Muchos usuarios de Internet no prestan verdadera atención a la seguridad informática creyendo que no puede afectarlos de manera grave, pero el aumento de los usos criminales de los virus informáticos debería hacerlos cambiar de opinión.

Contra estas amenazas, la mejor defensa es la prevención. Las recomendaciones para evitar estos troyanos son las mismas que para cualquier virus informático o malware:

Si no queremos encontrarnos un día con que nuestra cuenta bancaria tiene menos fondos de los que creíamos o nuestra tarjeta de crédito fue utilizada para compras que nosotros nunca hicimos, es importante comenzar a tomar en serio la seguridad antivirus. Internet ya es parte de nuestra vida diaria, y de la misma manera que en forma cotidiana tomamos ciertas medidas de seguridad (cerrar con llave la puerta de calle, no invitar extraños a nuestro hogar, etc), tenemos que aplicar los mismos criterios a nuestra ‘vida en línea’.

Ignacio M. Sbampato

Vicepresidente de Eset para

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