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Porque no debemos descuidar la imagen corporativa en el nuevo Medio.

El desarrollo imparable de internet en los inicios del siglo XXI obliga a introducir un capítulo de este ámbito, porque ninguna dirección de comunicación puede ni debe ignorar su importancia

Lo más peligroso ante la eclosión de Internet puede ser que la empresa se duerma y quiera ignorar su existencia. Será un buen paso para perder oportunidades y liderazgos. Aunque también puede errar quien se equivoque de estrategia.

La primera duda que puede plantearse al comunicador o al empresario es si debe construir o no una página web. La tendencia general es apostar por ella, aunque es cierto que si lo único que se busca es notoriedad tal vez sea efectivo y barato acudir a lugares de gran tráfico, fundamentalmente portales, y situar allí el mensaje de forma atractiva.

No obstante, es básico mantener un lugar de referencia, eso sí, suficientemente atendido, que sirva adecuadamente a nuestras estrategias de comunicación y mercado.

En los medios informativos se había especulado en los años pasados sobre el crecimiento de la publicidad en Internet. La realidad es que ésta crece pero a un ritmo menor de lo previsto. No es por esta línea por donde se presenta la real subversión de las nuevas tecnologías.

Es por los aspectos logísticos y de venta por donde asoma el cambio. Libros, Música, Viajes, Juguetes, etc., se comercializan cada día más a través de la Red, con lo que proveedores clásicos padecen un deterioro de su línea de negocio, ante jóvenes y ágiles competidores que –sin necesidad de tiendas ni casi de empleados- acaparan o van a acaparar crecientes volúmenes de negocio.

Entre los casos llamativos figura el conocido en octubre de 1999, cuando la empresa informática Dell Computer se situó por primera vez como la compañía que más ordenadores personales (PC) vendió en Estados Unidos al superar a su rival Compaq en el tercer trimestre de este año. En el fondo estaba un hecho que los expertos habían detectado desde tiempo atrás, como lo atestiguó la propia sustitución del presidente de Compaq, E. Pfeiffer, ante la mala marcha del negocio electrónico.

Los nuevos canales electrónicos están reordenando las cuotas de mercado. Y es algo imparable. Algunos jugueteros, en las Navidades de 1999 comentaban que los niños consultaban Internet antes de acudir a la juguetería, pero luego querían tocar físicamente el objeto de sus sueños en el establecimiento. Es media verdad. Niños y padres contactan cada vez más con Internet para ver juguetes… Y compran. Y los directivos de Toys R Us veían como eToys.com acaparaba una creciente tarta del mercado desde su pantalla electrónica. Luego vinieron problemas para la firma de comercio electrónico, pero la realidad está marcada.

Y esa evolución será creciente. Aunque sólo un dos por ciento de los ciudadanos de América Latina utilizan habitualmente Internet en el inicio del 2000, la cifra crece en torno a un 30 por ciento anual. La mejora de estructuras telefónicas, la adecuación de los precios y el arrastre de las nuevas tecnologías asegurará que lo que hoy es una minoría –eso sí, de gran poder económico y prescriptora de opinión- sea mañana la generalidad.

Tomás Alvarez

Manual